Comentario Película Crímenes de familia
Por Jennifer Waldheim, psicóloga perinatal. Mendoza Argentina

Crímenes de familia es una película argentina recientemente estrenada (2020), dirigida por Sebastián Schindel, protagonizada por Cecilia Roth y Miguel Angel Solá, destacados artistas cinematográficos, junto a un elenco de lujo, cuyo guión está basado en hechos reales.

Si aún no la ven, recomiendo no leer esta reseña ya que la misma intenta ver más allá de la descripción de los hechos. Nuestra reflexión no es una crítica al guión, sino una mirada desde la salud mental perinatal que busca visibilizar y concientizar sobre los trastornos mentales maternos en la etapa preconcepcional, embarazo, parto y puerperio. Este es un enfoque que delata la necesidad de un cambio de mirada en relación a los trastornos mentales en mujeres en esta etapa considerada de alta vulnerabilidad física, pero también psíquica.

El largometraje recorre la vida entramada de 3 mujeres y de sus maternidades. 

La vida de Alicia (Cecilia Roth), quien es madre, esposa, ex suegra y empleadora,  de un buen nivel socioeconómico que se encuentra en permanente contradicción entre cumplir como esposa y ama de casa, proteger a su hijo abusador Daniel (Benjamín Amadeo)  y perder contacto con su ex nuera y nieto (Martincito), ser abandonada por sus amigas que la excluyen al saber de sus problemas familiares y hacerse cargo del cuidado del hijo de su empleada doméstica.

La vida de Marcela (Sofía Galán) ex nuera de Alicia y ex pareja de Daniel, madre de un niño que los abuelos paternos no pueden ver, que lucha por escapar de una relación de pareja violenta, abusada y descalificada, donde la justicia también se demora. No se visualiza una evaluación de salud mental del abusador.

Por último, la vida de Gladys (Yanina Alvarez) madre y empleada de Alicia, quien se presenta como una persona obediente, habla poco, sumisa, quien tiene un hijo pequeño el cual es criado por su patrona a la cual llama “tía”. Un personaje muy vulnerable que sufre un proceso legal muy agresivo frente a su condición.  

Son claros los antecedentes de riesgo de Gladys: muerte temprana de su madre, sin cuidados de adultos significativos durante su infancia y adolescencia, sospecha de abuso de parte de su padre (violencia física, psicológica y/o sexual) y luego de su madrastra, trasladada de su pueblo de origen a una ciudad cosmopolita sin su consentimiento para trabajar, relaciones sexuales casuales, primer embarazo tal vez sin controles, segundo embarazo negado por temor a las amenazas recibidas. Supone un pensamiento mágico concreto donde ella refiere estar descompuesta y se realiza rituales anti-empacho cuando se realiza la señal de la cruz sobre el abdomen.

Es llamativo que los principales medios de comunicación la presentan como un thriller con fuertes temáticas presentes en la sociedad argentina para dar respuesta a un intenso dilema moral (violencia de género, drogadicción, embarazos no planeados, falta de educación sexual integral, corrupción judicial, publicidad de problemas privados) pero ninguno menciona los trastornos mentales que una mujer puede transitar en etapa perinatal: tristezas posparto, depresión posparto y psicosis puerperal entre otros.

El sistema judicial y el equipo de salud representado en varias imágenes no menciona en ningún momento esta posibilidad. El médico que atiende a Gladys en el domicilio del servicio de emergencia, el fiscal defensor, la psicóloga especialista en el penal, los jueces. Hay un vestigio de empatía de la maternidad en el fiscal cuando plantea cómo estaba envuelto el bebé. Es una escena muy interesante cuando describe la forma que puede estar envuelto como una bolsa, un paquete o como arropado buscando evidencia que hubo una conducta maternal posible. Gladys no se muestra como una persona agresiva o violenta. 

Algunas preguntas nos invitan a reflexionar.

¿podemos decir que un homicidio culposo agravado por el vínculo es sinónimo de una psicosis puerperal?

¿el ambiente social más cercano a Gladys no detectó estas señales de alarma? ¿O fue etiquetado por su bajo nivel educativo?

¿el personal del sistema de emergencia puede considerar todos los antecedentes en el momento que asiste la llamada de urgencia? Gladys refiere no recordar lo que pasó. Para ella no pasó porque no estaba embarazada. Negaba su embarazo porque fue amenazada, temía perder su hijo y el techo donde vivían.

Es necesario un enfoque de género que vaya más allá de la violencia antimachista, la que claramente incluye la violencia física, psíquica y sexual, pero no tener en cuenta la salud mental de las mujeres en etapa perinatal, no ofrecer un espacio para la palabra, para contar sus temores, sus sentimientos y emociones ambivalentes y contradictorios, sus miedos a quedar sin trabajo y sin techo, a no poder alimentar a otro hijo… ¿qué tipo de violencia sería?

Reflexiona Schindel en Aire de Santa Fe (2020) “En Argentina, la Justicia está en problemas. Hay algo de nuestra Justicia que no está funcionando, no sé bien qué es y no sé cómo se soluciona (…). Creo que ambos lados de la grieta están de acuerdo en que esto no está andando bien”.  Qué bueno que el director de la película se pregunte que hay algo que no está bien… El sistema jurídico y el equipo de salud en el abordaje de la situación, sus evaluaciones y veredicto ¿ejerció algún tipo de violencia? 

El apoyo entre estas 3 mujeres se da en la más aislada intimidad, como un secreto familiar, sin poder contar con apoyo social amplio, porque la expectativa de lo que es ser madre es justamente ser buena madre y aún la sociedad no sabe, no conoce, no escucha y no aloja  a aquellas madres que también sufren, se enferman y están solas. El apoyo debe ser de toda la comunidad.  

Hay muchas formas de gestar y de nacer que se encuentran silenciadas y esta película transmite mucho de estas otras realidades que son también maternidades que hay que proteger.

Photo by Gregory Pappas on Unsplash

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